Entrevista a Dª Nélida Leal Rodríguez, ganadora del XLIX Concurso Internacional de Cuentos Puente Zuazo

La Real Academia de San Romualdo de Ciencias, Letras y Artes daba a conocer, el pasado 21 de junio, el fallo del XLIX Concurso Internacional de Cuentos Puente Zuazo, después de que el jurado constituido al efecto valorara los 166 trabajos que se presentaron a esta convocatoria, procedentes de 38 provincias españolas y países como Argentina, Austria, Brasil, Nueva York o Uruguay. El relato titulado «Cambio de carril» resultó el ganador y, una vez abierta la plica correspondiente, se desveló su autoría, correspondiendo a Dª Nélida Leal Rodríguez, escritora nacida en Nüremberg (Alemania) en 1975 afincada en Cádiz y ganadora de numerosos certámenes literarios a nivel nacional tanto en prosa en sus diferentes estilos como en poesía.

Desde esta institución académica entrevistamos a la escritora vencedora del prestigioso premio literario con el objetivo de conocer su trayectoria y algunos detalles del cuento ganador de la XLIX edición del Puente Zuazo.

-Usted posee ya más de setenta premios literarios ganados a lo largo de sus años dedicados a escribir. ¿Qué supone para su currículum literario obtener el premio Puente Zuazo, siendo además una autora gaditana?

Podría decir que todos los premios hacen la misma ilusión, pero no es así. Hay algunos que, por el prestigio del reconocimiento, por el esfuerzo dedicado a conseguir ese galardón en distintas convocatorias o por la satisfacción que ha supuesto escribir el texto enviado, se te quedan grabados de un modo singular. Puedo decir con especial alegría que en esta ocasión, se han cumplido las tres premisas, puesto que se trata de un certamen consolidado y honesto, que llevo más de una década persiguiendo y que he ganado con un relato que me satisface especialmente, y, como excepcional alegría, es un premio de mi tierra. Todo ello redunda en un momento, literario y personal, de gran importancia para mí.

-¿Cuándo comenzó a escribir? ¿Cuáles son las paulatinas sensaciones que experimenta una autora que, conforme participa en certámenes literarios a distintos niveles, recibe la satisfacción de ver premiadas sus creaciones?

Empecé a escribir cuando fui madre por primera vez, por el afán de querer transmitirle a mi hija que luchara por sus sueños y poder proporcionarle un ejemplo real. Yo me gano la vida de otro modo, pero mi vocación es la escritura, y en la medida que sea posible, quiero que mis hijos sepan darle un lugar a sus aspiraciones. Es verdad que en el aspecto práctico, no era el mejor momento, pues mis exigencias personales se dispararon, y más aún con el segundo hijo, pero ocurrió así y no me lo cuestiono en ningún aspecto. Me gusta, de hecho, que la decisión de darle rienda suelta a mis inquietudes literarias se me despertara por una razón generosa y a mis ojos, muy bella. Ver ese impulso de hace catorce años reflejado en reconocimientos literarios, es un estímulo que te mantiene en el juego de seguir apostando porque otros te lean, y someterse a su juicio. Hay muchos buenos autores, muchas buenas obras, y ganar siempre produce satisfacción y orgullo.

-Su obra escrita se enmarca tanto en la prosa como en la poesía. ¿En qué género se encuentra más cómoda desarrollando su creatividad literaria?

Yo me encuentro cómoda escribiendo. Mi relación con la escritura siempre ha sido instintiva, de hecho comencé a escribir poesía cinco años después de sólo hacer narrativa, y sólo porque así me apeteció. Si algún día escribo una novela, ocurrirá por la misma razón; no soy, por otro lado, una persona ambiciosa fuera de mi vida personal. Me dejo llevar y quiero que siga siendo así, por ello no me impongo plazos ni metas, ni me cuestiono ritmos bajos ni altos, ni entro en que estoy dedicándole mucho a la prosa y poco a la poesía, o a la inversa. Lo único que me frustra, y ya no como en los primeros tiempos, es sentir la necesidad de escribir y no poder hacerlo, por razones materiales estrictas que me lo impidan. Yo me siento muy afortunada de haber encontrado mi forma de sostener mis contradicciones, mis alegrías y mis penas, y escribiré toda mi vida porque, de hecho, es lo que he venido haciendo desde niña. Sacar mis textos al juicio ajeno fue un paso más allá, pero sentarme a escribir forma parte de mí.

-«Cambio de carril» es el título del cuento ganador de la presente edición del certamen Puente Zuazo. ¿Qué narra en él y qué técnicas narrativas emplea?

En toda mi escritura, y aunque a simple vista pueda no parecerlo, siempre me detengo en el mundo interior de la persona. Soy más de contar lo que ocurre por dentro que por fuera, lo de fuera es el escenario inevitable donde ubicar lo que quiero expresar, y tiene su importancia, pero yo realmente deseo bucear en lo que se siente ante lo que ocurre y todas sus ramificaciones. En «Cambio de carril» hablo en primera persona y como mujer, algo que ocurre en el 95% de mis escritos, y es un relato que explora en las relaciones que mantenemos con las primeras personas relevantes de nuestra vida y el modo en que impactan en nuestra manera de enfocar el mundo, lo que nos ocurre y el resto de las relaciones que entablamos. A veces nos creemos al borde del precipicio, y es porque lo estamos, pero nos cuesta ver que girarnos y darle la espalda al abismo puede lograrse con el solo gesto de, por seguir el símil, cambiar de carril en el trayecto de nuestra vida.

-¿Qué momento están viviendo el relato corto y los certámenes literarios que se convocan? ¿Gozan de buena salud? ¿Qué tipo de lector cree que tienen los cuentos con respecto al seguidor de la novela o de la poesía?

Ni las crisis económicas ni el impactante fenómeno de la pandemia han favorecido el mundo literario en cuestión de certámenes, que es el único en el que yo tengo alguna experiencia práctica. Han desaparecido muchas convocatorias y se ha reducido la dotación de muchos concursos, a veces de modo drástico. Realmente, que la Academia hiciera la apuesta de duplicar, y más, el importe del premio Puente Zuazo, es un hecho excepcional y, si bien es de agradecer toda iniciativa cultural con los medios que que se dispongan, y yo he estado en actos de entrega donde el interés y el entusiasmo de sus convocantes anula por completo la modestia de sus recursos económicos, no puedo dejar de aplaudir, admirar y agradecer el esfuerzo económico de la Academia por retribuir el creativo del autor. Todo ello redunda en una mayor calidad, y puesto que es un certamen que siempre gozó de ella, es evidente que este premio va a seguir contando con un lugar prevalente en el mundo literario de la narrativa corta. Con respecto a qué busca un lector, siempre es la sensación, entiendo, de haber empleado bien su tiempo al escoger su lectura. Las historias cortas se resuelven, incluso aunque en rigor no se resuelvan, en un espacio de tiempo breve, son más ágiles y se centran en un pedazo del gran entramado vital. Una novela puede ser y contar lo que se desee, ha de mantener una coherencia de forma sostenida y lograr que el lector sienta deseos de seguir leyendo. Creo que el mismo temperamento, pero también las circunstancias propias de tiempo y tranquilidad, determinan mucho la elección de lo que se lee.

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