La Real Academia de San Romualdo celebró este martes 10 de diciembre un acto que, tal y como expresó el Sr. presidente de la institución académica, se constituyó no solo en una de las conferencias programadas en el curso 2019-2020, sino también la manera que la Academia ha tenido de conmemorar el 200 aniversario de la apertura del Museo Nacional de El Prado.
Y para ello, se ha contado con la presencia de Dª Manuela Mena Marqués, exjefa y exdirectora de Conservación de Pintura del siglo XVIII y Goya de la citada pinacoteca, que ofreció la conferencia titulada ‘Goya y Cádiz, un punto de partida hacia la modernidad’.
El auditorio del Centro de Congresos ‘Cortes de la Real Isla de León’ presentó un lleno para escuchar a la afamada profesional de la pintura que fue presentada por el vicepresidente de la Academia, D. Juan Torrejón Chaves, que destacó en sus palabras las numerosas exposiciones que Mena Cortés ha organizado y las publicaciones sobre las materias de su especialización, haciendo referencia especialmente a muestras pictóricas de la pintura italiana, española y de Goya, de la que aseveró es “poseedora de una vocación visual siempre en búsqueda hasta aventurarse en los márgenes de lo conocido”. Discípula de D. Diego Angulo, de ella señaló el señor Torrejón que es “la mayor experta mundial en Francisco de Goya”, tal y como recordó la calificó D. Miguel Falomir, director del Museo del Prado, en la entrega del Premio de la Fundación Amigos del Museo del Prado, en noviembre de 2018.

Tras cederle la palabra, la conferenciante ofreció una disertación transversal entre la vida de Goya, su obra y su decisión de residir en Cádiz durante un tiempo determinado por razones que aun se desconocen y a las que Dª Manuela Mena se aproximó relacionándolas con la riqueza cultural y de pensamiento de la ciudad gaditana y su entorno, sus amistades con hombres ilustrados como Cea Bermúdez, Martín Zapater, Sebastián Martínez o el gaditano Vargas Ponce. En todo caso, fue rotunda al negar la leyenda de los objetivos de Goya de trasladarse tras los pasos propiciados por el interés sentimental hacia la duquesa de Alba.
Dª Manuela Mena -que mostró su especial emoción por su estancia en San Fernando y la respuesta a su conferencia, ante un auditorio abarrotado- basó su disertación un esquema que podríamos dividir en seis apartados: los motivos de la estancia del pintor en Cádiz, sus amistades y contactos, su obra en la ciudad y tres apartados dedicados a los Caprichos , las llamadas ‘Diversiones Nacionales’ en las que hizo referencia a la importancia del mundo del toreo en la pintura de Goya y los Cuadernos del insigne artista zaragozano.

Apoyada en imágenes proyectadas a lo largo de su exposición, hizo referencia al año 1793, cuando Goya viene por vez primera a Cádiz contando 45 años de edad y lo que ello le supuso para su transformación personal en aquél momento, su particular correspondencia postal con su amigo zaragozano Martín Zapater Clavería como rico comerciante ilustrado y como Goya llega a ser nombrado pintor de cámara por Carlos IV tras infructuosos intentos anteriores por parte del artista. Su estancia en Sevilla tras los pasos del estudio de la obra de Murillo, su salud deteriorada que es tratada “por los mejores médicos que se encuentran en Sevilla y en Cádiz” y el desmentido de que el pintor padeció sífilis, “de lo que no existe prueba alguna”, fueron también aspectos tratados por Mena Marqués, que destacó las palabras que el propio Goya remitió en 1792 a la Academia de Bellas Artes de Sevilla sobre las enseñanzas de las materias en este ámbito, solicitadas por la propia Academia, en las que calificó la pintura como “un arte tan liberal y noble”.
La conferenciante también destacó la calidad de las 80 estampas que conforman los llamados Caprichos de Goya y los valoró “porque no son caricaturas, sino obras de un nivel intelectual extraordinario”, así como las hojalatas donde pintó las ‘Diversiones nacionales’, “con toda probabilidad compradas en Cádiz y de un material de estaño de gran calidad para pintar sobre ellas”.
Con una reseña de las pinturas de la Santa Cueva de la capital gaditana como “obras excepcionales en las Goya se dejó el pellejo artístico y se leyó los Evangelios para un total conocimiento de los motivos”, finalizó una disertación muy aplaudida.